La guerra de los pasteles
fue el primer conflicto bélico entre México y Francia, y formalmente tuvo lugar
entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.
Las primeras décadas de la historia
Independiente de México, fueron de anarquía y desorden en los aspectos económico,
político y demográfico.
La inestabilidad del país se reflejaba en todos
los órdenes de la sociedad, y en particular en las fronteras la migración
ilegal y el contrabando eran comunes por la falta de vigilancia.
Debido a esto y muchos problemas, México estaba
en la mira de los países extranjeros, dispuestos a intervenir cuando lo
consideraran oportuno.
De esos hechos, y a
través del barón Deffaudis, embajador de francés, los comerciantes franceses
avecinados en México enviaron una serie de reclamaciones, que fueron recibidas
en Paris con alarma.
Entre estas reclamaciones, se encontraba la del
señor Remontel, dueño de un restaurante de Tacubaya, donde algunos oficiales
del presidente Santa Anna en 1832 se habían comido unos pasteles sin pagar la
cuenta, por lo cual exigía ser indemnizado. Ese fue el motivo a que el pueblo
mexicano identificara a esta guerra con Francia con el nombre de "Guerra
de los Pasteles".
Deffaudis, en un comunicado a su gobierno le
indicaba que había que actuar con energía.
Al responder el Ministro de Relaciones a las
reclamaciones francesas y no estar de acuerdo. En consecuencia Deffaudis, pidió
sus pasaportes y abandonó México y regresó a Francia, para volver en marzo
acompañado de diez barcos de guerra que apoyaban las reclamaciones de su
gobierno.
Deffaudis redactó el 21 de ese mes un ultimátum
al gobierno exigiéndole el pago de seiscientos mil pesos para cubrir daños
ocasionados a los franceses. Exigía también, que fueran retirados varios
oficiales del ejército y se exceptuara a los franceses de los préstamos
forzosos expidiendo una ley especial.